lunes, 26 de marzo de 2012

LA EDUCACIÓN DE HOY, LA EDUCACIÓN DE AYER,... ¿LA EDUCACIÓN DE SIEMPRE?

Veo a los alumnos de secundaria preparar sus exámenes. Repiten mentalmente decenas de definiciones para intentar memorizarlas. Realizan cientos de problemas matemáticos protagonizados por coches o trenes que compiten entre ellos y en los que es vital saber en qué punto van a cruzarse. Destripan poesías para conocer cuál es su métrica, cómo son sus versos, qué tipo de rima esconden o de qué clase de poema se trata. Aprenden latín, clasificaciones de invertebrados, tablas periódicas, conjugaciones y derivadas. Bucean en densos libros de texto, rebosantes de contenidos teóricos, al tiempo que sufren las aburridas disertaciones del profesor. ¿De verdad consideramos necesario hacerles pasar por ese suplicio? ¿De verdad nos extraña la gran cantidad de alumnos que abandonan los estudios o que no prestan atención en las clases?

Hace años se emitía en televisión (Antena 3) el concurso “¿Sabes más que un niño de primaria?”. Este programa, que se emitía con distintos nombres en numerosos países, le planteaba al concursante el reto de intentar superar una serie de preguntas extraídas del temario de primaria. Un grupo de cinco niños de entre 8 y 10 años participaba en el programa a modo de sabios a los que el concursante podía recurrir en varias ocasiones utilizando diferentes comodines. A pesar de que la mayoría de concursantes que participaron en el programa eran personas con estudio y trabajos de elevada responsabilidad y cualificación, pocas veces algún concursante consiguió llevarse un premio importante o no quedar en ridículo al solicitar la ayuda de los pequeños, que raramente erraban en alguna de las preguntas.

Ya por aquel entonces, mi reflexión al ver el programa era la misma. ¿Qué utilidad tienen la mayoría de los conocimientos que aprendemos en la escuela?, ¿para qué nos sirven todas esas definiciones y clasificaciones que memorizamos durante nuestra etapa escolar? Si la mayoría de concursantes, con independencia de su ocupación profesional, no recordaban las respuestas que les formulaban en el programa, ¿quiere esto decir que los niños del programa son más inteligentes que todos los abogados, geógrafos, físicos, economistas, periodistas,… que participaron en el concurso? O por el contrario es un claro ejemplo de lo inútiles que resultan estos aprendizajes. Los concursantes, como la mayoría de los adultos, no recuerdan lo que aprendieron en el colegio porque no lo han tenido que utilizar, no lo han necesitado en su vida profesional ni personal.

Años después de finalizar la escolarización obligatoria una gran cantidad de padres necesitan realizar titánicos esfuerzos para desempolvar sus conocimientos de primaria y poder ayudar a sus hijos con los deberes. Si realmente aquello que aprendemos en la escuela es lo que nos prepara para nuestra vida adulta, ¿por qué cuando somos adultos no recordamos casi nada de lo que aprendimos entonces?

La ciencia, la tecnología han provocado grandes cambios en todas las facetas de nuestra vida. La mayoría de nuestras actividades cotidianas poco o nada tienen que ver con lo que hacían nuestros padres hace cincuenta años, y sin embargo, ¿ha cambiado la educación lo suficiente para adaptarse a los tiempos? En algún sitio escuche una anécdota que serviría para responder a la pregunta. Si alguna vez la ciencia descubriera la forma de poder viajar en el tiempo y como parte de sus experimentos trasladara a una persona del siglo XVIII hasta nuestros días, lo más lógico es que esta persona enloqueciera. Este viajero del tiempo perdería la cabeza al observar nuestros edificios, las ciudades, los aviones, la televisión, los hospitales, nuestras ropas,… Sin embargo, ironizaba este conferenciante, si al viajero del tiempo lo sentásemos en una de nuestras escuelas y asistiera a una clase, con los alumnos en sus pupitres y el profesor en su tarima, entonces… respiraría aliviado al tiempo que pensaría:¡ Por fin en casa!

4 comentarios:

  1. Muy interesante esta reflexión y sobre todo el complemento del video, en el que nos damos cuenta que todo a nuestro alrededor ha cambiado, todo menos la manera de enseñar y educar a nuestros estudiantes; por esta razón debemos propender una educación en donde se enseñe para la vida y no para el momento, teniendo en cuenta las bases del saber hacer y el aprender a aprender.

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    1. Muy cierto Jaime, el aprendizaje más valioso es el aprender a aprender, es el único que nos durará toda la vida. Es como ese viejo refrán que recomendaba enseñar a pescar en vez de dar peces.

      Saludos.

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  2. En primer lugar, completamente de acuerdo en que el punto más importante del aprendizaje, el que se tiene que enfatizar es el "aprender a aprender", la búsqueda no sólo de información, sino de los procesos personalizados para que el alumno sea capaz de asimilarla y utilizarla. Es el punto principal al que tiene que estar orientada la enseñanza más básica (primaria y secundaria) Pero me gustaría opinar sobre otros puntos:

    En cualquier proceso educativo siempre pasa lo mismo (Desde primaria hasta la universidad). Se dan tantos datos que es imposible el recordarlos todos. El truco de todo esto (y lo que suelo decir a mis alumnos) es que si necesitan de nuevo este conocimiento, si lo han aprendido bien (y esto es lo importante), la dificultad para volver a aprenderlo y entenderlo se reducirá enormemente y lo más importante, sabrán dónde buscarlo. Es lo que cuento a mis chicos, es lo que han ganado con todo ese esfuerzo y es otro punto en el que la educación en primaria y en secundaria debería estar orientada.

    Además, me parece que la educación de primaria y secundaria tiene que estar orientada a la generalidad más que a la especialidad. Jaime dice (y con razón) que debemos enseñar para la vida y no para el momento, pero ¿tú sabes cómo va a ser la vida dentro de veinte años? La única salida airosa posible es dar a los alumnos una formación básica lo suficientemente amplia como para darles capacidad de adaptación (convertirlos en aprendices en todo) y capacidad de elegir la especialidad en que verdaderamente se sientan motivados (permitir convertirles en maestros en algo). Pero para eso hace falta una enorme cantidad de datos que se van a considerar inútiles (salvo para unos pocos) y que van a ser olvidados a las primeras de cambio (salvo para unos pocos). Cuando te vas a presentar a un examen ¿no te acabas empollando el tema entero por lo que pueda ocurrir? y aún imaginándote lo que podría caer. Es una filosofía muy similar, y que no es apreciada ni por los alumnos ni por la gente que le rodea (he visto casos de hasta chistes en televisión sobre la inutilidad de determinadas materias).

    Por otro lado, no estoy muy de acuerdo con el vídeo, en el sentido en que parece que el niño solamente va a atender aquello en lo que esté interesado. Por supuesto, una mente que está disfrutando está mucho más dispuesta para el esfuerzo, pero desgraciadamente creo que tarde o temprano este niño se va a enfrentar a alguna asignatura/trabajo/materia que no le guste, pero que necesite sacar adelante. Uno de los aspectos que se tienen que entrenar en primaria y en secundaria es la capacidad de la autodisciplina, en el sentido de la fuerza de voluntad necesaria para llevar a cabo una tarea que no te guste, pero que sea necesaria de hacer. Y este vídeo refleja muy poco este aspecto, la verdad. Es opinión mía, pero me da a entender que en él el niño está diciendo "por favor, interesadme y haced que estudie", como si él no tuviera nada que aportar.

    Entiendo que hay una falta de motivación patente entre el profesorado, pero el aprendizaje es un compromiso de dos partes, tampoco podemos favorecer ninguna en detrimento de la otra. Como dice mi padre "ni calvo ni tres pelucas".

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    1. ¿Qué conocimientos o habilidades necesitaran nuestros alumnos dentro de veinte años?, ¿Cómo será la vida entonces?... Sin duda no creo que nadie tenga estas respuestas, aunque para mí una cosa si es segura... SERA MUY DIFERENTE A COMO ES AHORA.

      Es por esto que no podemos seguir preparando a nuestros alumnos con modelos educativos basados en paradigmas de siglos anteriores. Hemos pasado de la sociedad del conocimiento a la sociedad de la información y continuamos educando con metodologías propias del siglo XIX. Yo no tengo las respuestas a estas preguntas, pero estoy convencido de que nuestra actual manera de educar (aunque sea con pizarras digitales) no les sirve, no les es útil a nuestros alumnos. El masivo fracaso a la hora de incorporarse al mundo laboral, la separación entre el mundo académico y el profesional son muestras de ello.

      Continuamos educando sobre los contenidos (cuanto más sepan mejor, mejor que les sobre que les falte) y vamos añadiendo asignaturas y materias al curriculum sin saber qué de todo ello les será necesario en ese incierto futuro del que hablamos.

      Coincido contigo en que la única salida posible es darles una formación básica amplia, aunque no sé si la entendemos de la misma forma. Para mí esa formación esencial debería centrarse en actitudes (aprender a pensar, aprender a buscar, solucionar problemas, gestionar emociones,...) y no en más y más conocimientos por si acaso.

      Tampoco soy muy partidario de esa "cultura del esfuerzo" que propone que los niños aprendan a sacrificarse, a aprender cosas que no le gusten por que les decimos que son necesarias. El aprendizaje nace de la necesidad y no al contrario. Si queremos que un alumno esté motivado para aprender tendremos que hacerle "sentir" la necesidad de ese aprendizaje. Y esto no tiene nada que ver con que sea divertido o interesante, ni que los profesores tengamos que convertirnos en payasos de circo o magos para atraer su atención.

      Encantado de compartir opiniones contigo Bobby. Muchas gracias por aportar tu punto de vista.

      Un abrazo.

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