jueves, 28 de junio de 2012

MAS RECURSOS QUE HUMANOS.

Acompaño hoy la entrada con el inquietante y provocativo cortometraje del argentino Santiago “Bou” Grasso, “El empleo”. Considero este corto como un aviso a navegantes, una llamada de atención sobre los peligros que entraña el considerar el trabajo como un fin en sí mismo, como un simple mecanismo de supervivencia. La progresiva degradación de las condiciones laborales a la que estamos asistiendo, fruto de la escasez y precariedad de los puestos de trabajo, nos obligan a reflexionar seriamente sobre el tema de la motivación laboral. Quizás antes de plantearse de qué quiero trabajar, nos tendríamos que preguntar para qué quiero trabajar.
Tras ciertas dudas sobre si mis alumnos llegarían a entender el sentido de este cortometraje, y sobre la conveniencia de abrir o no este debate, la visita de un antiguo alumno acabó por decidirme. Tras un año aproximadamente sin tener noticias suyas, pasó por el centro uno de los alumnos que tuvimos en el proyecto anterior. Al preguntarle por cómo le habían ido las cosas en este tiempo, empezó a desgranarme la infinidad de trabajos que había realizado desde que acabó la escuela taller. Más que trabajar, en realidad había estado buscándose la vida, alternado actividades agrícolas con pequeñas reformas realizadas para particulares, incluso había llegado a trabajar un par de semanas como comercial de una compañía telefónica. Por supuesto todos estos trabajos los había realizado sin contrato, inmerso en lo que él denominaba como economía de supervivencia. En alguno de estos trabajos, me comentó, incluso había llegado a perder dinero.  Al final, me dice, lo importante es levantarte por las mañanas y tener cosas que hacer. Su discurso me dejó preocupado. En algunas cosas tenía razón, pero… ¿a dónde nos conduce esto?

Durante siglos la palabra trabajo tuvo connotaciones negativas asociadas a esfuerzo, sacrificio, penalidades, castigos,... no en vano durante cientos de años, el trabajo, sobre todo el físico, quedaba relegado a los esclavos. Sólo durante el último siglo, la concepción del trabajo ha ido evolucionando hasta convertirse en un mecanismo de participación social y de realización personal. desde que Maslow formulará su famosa teoría jerarquica de las necesidades, infinidad de estudios de motivación y productividad, han ido identificando las diferentes razones por las cuales las personas realizan sus trabajos. La progresiva implantación de la sociedad del bienestar fue eliminando el "trabajar para vivir", substituyéndolo paulatinamente por el "vivir para trabajar", en el que el trabajo es concebido como la vía más importante de crecimiento y autorrealización. El trabajo es el mecanismo a través del cual podemos cubrir nuestras necesidades, no ya fisiológicas, sino sobre todo sociales y de realización.
Las actuales circunstancias del mercado de trabajo, con elevados índices de desempleo de larga duración, descenso en la contratación indefinida y aumento de la precariedad, provocan que resurja el concepto de trabajo entendido como medio de subsistencia y no como mecanismo de realización. Esta concepción nos retrotrae a otros tiempos que, al menos en los países del primer mundo, creíamos superados. Trabajar de lo que sea, al precio que sea, con las condiciones que sean, con tal de poder llegar a fin de mes. A esto que antes se le llamaba esclavitud, ahora se le llama flexibilidad.
Esta es la concepción del trabajo sobre la que alerta este cortometraje. El empleo, retrata a los trabajadores como simples piezas de un engranaje que son empleadas, “usadas”, en el proceso productivo. Es la teoría de marxista de la alienación. El trabajador como mercancía, como herramienta, como mero recurso.
En tiempos convulsos, la gestión que las empresas realicen de sus recursos humanos se convierte en un elemento clave. La disyuntiva que se plantea es, gestionar desde el corto plazo, ligando la supervivencia de la empresa a la reducción de costes y tratando a los trabajadores como recursos, o gestionar con altura de miras, oteando el horizonte, gestionando personas como generadoras de valor, como fuente de talento e innovación.
Mi pregunta, mi reflexión de hoy, está dirigida sobre todo a los empresarios y departamentos de RRHH, ¿Cuándo miras a tus trabajadores que ves: un problema o una solución?
¿FELIZ? REFLEXIÓN.

lunes, 25 de junio de 2012

NUEVOS TIEMPOS, UNA MIRADA DIFERENTE SOBRE LA INMIGRACIÓN.

Es bien conocida,  por todos aquellos que se han paseado alguna vez por el blog y, por supuesto por mis alumnos, mi afición por utilizar cortometrajes en las clases. Me parece una manera fantástica de plantear, en pocos minutos, el punto de partida sobre el tema que vamos a trabajar, consiguiendo, además, atraer fácilmente la atención de los alumnos. Así, con los años he ido reuniendo una nutrida colección de cortos que periódicamente voy utilizando en clase como excusas para debatir o reflexionar con mis “elefantes”.

Uno de los últimos cortometrajes que hemos incorporado a la colección es Nuevos tiempos, del realizador Jorge Dorado. Este corto era uno de los nominados a mejor cortometraje documental en la actual edición de los premios Goya. En concreto la historia de Jorge, la seleccioné por dos motivos fundamentales: El primero, porque nos permitía hablar de la inmigración desde la otra orilla, desde el punto de vista de aquellos que, empujados por la necesidad y por sus sueños, deciden arriesgar sus vidas en busca de una oportunidad. El segundo motivo, era poder escuchar los testimonios de dos personas con edades y sueños similares a los de mis alumnos, y que además, en el caso de Kine, estaba participando como alumna en una escuela taller, al igual que mis alumnos.

El documental recoge los testimonios de dos jóvenes senegaleses, que hablan abiertamente sobre sus expectativas, sus sueños, sus miedos, sus esperanzas, sus ilusiones, sobre su lucha por la supervivencia y por conseguir una vida digna. El poder escuchar estos testimonios de primera mano, por boca de sus protagonistas, gracias al documental, nos daba la oportunidad de realizar un ejercicio de perspectiva y de empatía. Nuevos Tiempos, nos ofrecía la oportunidad de mirar la vida desde sus ojos, de acercarnos a ellos para escuchar e intentar comprender sus motivos y razones, que al final, sorprendentemente, resultan ser bastante parecidas a las nuestras. ¿Qué harías si estuvieras en esa situación?, ¿Acaso se le puede prohibir a alguien el derecho a soñar con un futuro mejor?

La actividad en clase nos permitió poner en tela de juicio prejuicios relacionados con la inmigración, como el de que los inmigrantes vienen a robar el trabajo de los españoles, justo en el momento, en el que en España surge otro fenómeno migratorio, el de los jóvenes altamente cualificados, que tienen que salir del país en busca de oportunidades. Por desgracia, la actual situación económica nos hace más próximos los testimonios de Kine e Ibrahima.

Enlace al cortometraje en vimeo.

ENTREVISTA CON JORGE DORADO, REALIZADOR DE NUEVOS TIEMPOS.

mariposayelefante: ¿Qué les dirías a todas esas personas que miran con recelo a los inmigrantes y creen que son una amenaza, que vienen a robarles el trabajo?

Jorge Dorado: La inmigración es un fenómeno que está ligado a una idea muy sencilla que si miramos a los orígenes del hombre tiene una respuesta clara e irrebatible: la necesidad biológica de todo ser humano de sobrevivir, el instinto innato de mantenerse con vida para mantener la existencia de la especie. Los inmigrantes tanto los que clase social baja,  como los de clase media, e incluso alta, tienen un mismo objetivo; mejorar su calidad de vida. Para eliminar todo pensamiento xenófobo solo hay que hacer un pequeño ejercicio que es ponerse en la piel del otro. Si estuviéramos en una situación desesperada de nuestras vidas ¿qué haríamos? De esa reflexión, que nos nos debería llevar más de unos minutos, sale un respuesta clara y rotunda: el ser humano debe hacer lo que sea, lo que esté en su mano para sobrevivir en un mundo que es de todos los seres vivos que la habitan.
mariposayelefante: ¿Qué crees que podemos aprender de ellos, de sus testimonios, de sus vivencias?
J.D.: Mi experiencia más cercana con inmigrantes ha sido precisamente con dos personas que no lo son, pero que en un momento de sus vidas desearon serlo por necesidad, nunca por capricho. De sus vivencias aprendí a ser más humilde y a ponerme en la piel del otro. A no juzgar a primera vista y a empatizar con sus necesidades y sus sueños.
mariposayelefante: ¿Crees que la inmigración es un fenómeno que nos enriquece como sociedad?
J.D.: Absolutamente. Es un intercambio cultural y social que nos hace crecer como raza humana. Nos acerca más y nos permite avanzar más rápido.
mariposayelefante: ¿Qué futuro crees que les espera a la juventud de África?
J.D: Es triste tener que mirar al futuro desde un continente tan arrasado por occidente como lo es África. Es un futuro muy complicado y lleno de escasez y frustración. La juventud de África debe luchar contra muchos factores, quizá demasiados para que en muchas generaciones las cosas no cambien o apenas se noten los cambios.
mariposayelefante: ¿Cómo serán esos “nuevos tiempos” que planteas en tú documental?
J.D.: Los nuevos tiempos son un presente continuo. Es la ilusión, es seguir los sueños por complicados o lejanos que parezcan.
mariposayelefante: ¿A qué retos se enfrentan los protagonistas del corto como representantes de la nuevos tiempos en el continente africano?
J.D.: El dilema que se planeta en el documental es el de "jugarse la vida" en busca de un sueño incierto, o trabajar desde tu localidad en busca de ese mismo sueño. No hay una decisión correcta y ambas implican un gran riesgo. Lo que no merece la pena nunca es perder la vida en el intento.
mariposayelefante: ¿Qué sensaciones, qué emociones despertaron en ti los protagonistas de tu corto? ¿Qué aprendiste de ellos?
J.D.: Cuando me plantee rodar Nuevos tiempos quise ser muy honesto con la mirada. No tenía la suficiente información, ni pasé en Senegal el suficiente tiempo como para trasmitir sus verdaderos problemas o necesidades y analizarlos de un modo exhaustivo. Como no podía hacer eso lo que hice fue adoptar la mirada del occidental que se deja impresionar los sentidos. El documental es exactamente como yo me sentí en cada momento: alegre, triste y esperanzado.
mariposayelefante: ¿Mantienes contacto con los protagonistas del documental, sabes cómo les van las cosas?
J.D.: Fue muy duro para mí y el pequeño equipo que me acompañó en el rodaje, recibir la noticia de que Kine había fallecido hace solo unos meses. Éramos incapaces de aceptarlo no solo por su juventud (21 años) sino por todo lo que representaba en el documental y la vitalidad que desprendía. Una infección pulmonar crónica terminó con su vida. La falta de medios médicos fue, probablemente, una de las razones por las cuales ahora no está entre nosotros.
mariposayelefante: Otra curiosidad a nivel personal, es saber tú opinión sobre otro cortometraje, de temática similar que también utilizamos en clase, el de "Binta y la gran idea" de Javier Fesser. A mí me parece fantástico, como el tuyo. La parte del documental en el que Kine e Ibrahima desgranan sus sueños nos puso la piel de gallina.
J.D.: Binta es un corto maravilloso. De hecho fue uno de mis referentes antes de rodar.


*Agradezco sinceramente a Jorge Dorado su atención y su participación en esta entrada del blog, a pesar de estar inmerso en el rodaje de su primer largometraje "mindscape". Desde aquí desearle mucha suerte con este proyecto.

miércoles, 20 de junio de 2012

EL EXPERIMENTO DE LA DESESPERANZA

Uno de los libros que tengo estos días entre manos es el de Excusas para no pensar de Punset. Hace ya tiempo que tenía ganas de leerlo, atraído tanto por el original título del libro, como por el prestigio de su autor. Finalmente lo compré cuando publicaron la edición de bolsillo, seguro que Eduard Punset como buen catalán, sabrá comprender mis motivos.

El libro, es de los que se leen con rotulador fluorescente en mano, para ir subrayando varias de las perlas del pensamiento que su autor va desgranando capítulo a capítulo. La verdad es que el libro es una continua provocación a la reflexión y al pensamiento.

En uno de los capítulos del libro, Punset cita un experimento realizado en alguna Universidad Estadounidense con, ¡cómo no!, un grupo de sufridos ratones. En concreto el experimento, en la línea de los típicos experimentos conductistas para probar los programas de refuerzo, consistía en analizar la mejora del rendimiento de un ratón, a medida que obtenía una serie de refuerzos de manera muy seguida. No sé porque mi subconsciente siempre asocia estos experimentos con la imagen de una persona jugando en una maquina tragaperras.

En este experimento, tras comprobar los progresos del roedor, los investigadores deciden observar cuál será su conducta si, tras haber realizado nuevamente el comportamiento premiado, no recibe la esperada recompensa. Sorprendentemente, o quizás no tanto, observaron como, tras no recibir su premio, el ratón, un tanto desconcertado y confuso ante el cambio, reacciona incrementando su esfuerzo y ejecutando nuevamente su conducta con mayor ahínco, esperando, esta vez sí, obtener su merecida recompensa. Los investigadores comprobaron como el ratón repetía en varias ocasiones aquella conducta con la que anteriormente tan buenos resultados había obtenido. Sin embargo, concluye Punset, tras su cuarto intento fallido, el ratón desiste en su empeño y deja, definitivamente de intentarlo.

El resultado de este experimento muestra el efecto contrario al conocido como experimento de la esperanza del profesor Rudolf Bilz, del que ya hablé en una entrada anterior (el experimento de la esperanza). En aquel caso se generaba en el ratón un sentimiento de esperanza, en este todo lo contrario, se provoca desesperanza, desánimo, pesimismo. Y, ocurre de la misma forma en ratones que en personas, cuando tras realizar diferentes intentos, no obtenemos el resultado esperado, caemos en el desánimo y la apatía y dejamos de jugar al aburrido juego en el que nunca nos toca ganar.

Al igual que los roedores del experimento, durante mucho tiempo, los años de bonanza y prosperidad económica, nuestros esfuerzos se vieron constantemente recompensados, y todos pensamos que esa misma situación se prolongaría de manera indefinida. Con la crisis, las tornas cambiaron, y a los pequeños ratones de laboratorio les tocó la fase del desconcierto y la confusión. ¿Dónde está mi acostumbrado terrón de azúcar?, pensaron muchos. De manera previsible, durante los primeros meses, redoblamos nuestros esfuerzos convencidos de que volveríamos a obtener nuestra recompensa y todo volvería a ser como antes. ¡Los buenos tiempos no tardaran en volver!, tan sólo es cuestión de creer y redoblar nuestros esfuerzos. Sin embargo, al igual que los crueles investigadores del estudio, la recompensa se hace esperar. Y nosotros, cansados de “ir pá ná”, al final, cansados y vencidos, decidimos que ya no vamos a volver a recorrer los pasillos de ese laberinto, del que hace ya tiempo alguien se llevó el queso.

A partir de aquí, existe un punto de no retorno, en el que los ratoncillos, cansados de hacer el tonto, cansados de “portarse bien” y no conseguir su caramelo, deciden sentarse en el sillón de su casa a ver el fútbol o,  hacer las maletas e irse a Alemania (el depósito de Queso Nuevo).
¡FELIZ REFLEXIÓN!

lunes, 18 de junio de 2012

EN TIEMPO DE RECORTES ...

En tiempos de escasez, en época de recortes, nos vemos obligados a elegir, a escoger. “Hay que hacer más con menos”, nos dicen de manera insistente. Hay que rentabilizar los escasos recursos disponibles, velando por atender a lo realmente importante. Separar el grano de la paja es sencillo, hasta el más tonto puede distinguir entre lo importante y lo superfluo. Sacrificamos lo estético para conservar lo ético, y listo. Pero cuando la escasez obliga a cruzar las líneas rojas, y a distinguir entre lo importante y lo vital, la decisión se torna peliaguda.

La actual situación económica obliga a acometer reformas y aplicar recortes en el sistema educativo y formativo. Nada es perfecto, y por tanto todo es susceptible de mejoras. Los escasos recursos disponibles, seguramente,  se podrán gestionar de forma que produzcan un beneficio mayor. Pero hay que ser conscientes que las consecuencias de las decisiones, acertadas o equivocadas, que se toman en materia educativa, se observan a largo plazo. Pretender un ahorro a toda costa en el corto plazo, puede implicar un prejuicio de graves consecuencias en el medio y largo plazo.

Parece ser que, la actual falta de recursos, va a suponer la sentencia de muerte de varios programas formativos dirigidos a personas en situación de desempleo. En un momento delicado, de elevada demanda formativa, de necesidad de cualificación y reciclaje profesional, por parte de un elevado número de personas, los recursos disponibles son escasos. Seguramente,  estas decisiones se tomarán atendiendo a contrastados criterios económicos, de rentabilidad y de eficacia. Pero como decía antes, la formación es una inversión, y no un gasto. Las consecuencias se verán con el tiempo.

Las nuevas tecnologías abren la puerta a modelos de formación más intensivos, de forma que, con relativamente pocos recursos, se puede ofrecer formación a más alumnos. Aparentemente los programas de formación on-line pueden ser parte de la solución, posibilitan ese hacer más con menos, que repiten los políticos cada día como un mantra sagrado. Obcecados en el coste económico de determinados programas, corremos el riesgo de desandar mucho del camino avanzado durante los últimos años en materia de formación profesional.

Es lunes, y toca cuento para acompañar la reflexión de hoy…

Un padre tenía la costumbre de leer un cuento todas las noches a su hija pequeña.

Un día, se le ocurrió que sería buena idea grabar en una cinta magnetofónica varios cuentos, de forma que su hija al acostarse pudiera escuchar la historia que le apeteciese y las veces que quisiera.

Durante un tiempo, el experimento funcionó, pero, una noche, la niña se levantó y fue a buscar a su padre. Lo cogió de la mano y lo llevó hasta su cuarto. Cogió un libro de cuentos de la estantería y le pidió que le leyera uno.

-Pero,… si tú ya eres mayor- protesto suavemente el padre. Puedes utilizar la grabadora sola.

-Sí, papá- replicó la niña- pero no puedo sentarme en sus rodillas.


* El dibujo de la entrada es del genial Eneko.
 ¡FELIZ REFLEXIÓN!

viernes, 15 de junio de 2012

¿EXISTE EL DERECHO A LA IGNORANCIA?

En la obra de Dickens, Cuento de navidad, de la que ya hable hace unas semanas, encontramos un inquietante y revelador pasaje en el que se advierte sobre la ignorancia y sus riesgos. En concreto el momento al que me refiero ocurre al final de la visita del segundo de los espíritus, el de las navidades presentes,  y es una de las escenas menos conocidas de la obra. Hay un momento en el que Scrooge observa algo que se mueve bajo la túnica del espíritu y le pregunta sobre ello. En ese momento, ante el asombro de Scrooge, surgen de entre los ropajes del espíritu, un niño y una niña de aspecto monstruoso y horrible. Scrooge le pregunta al espíritu si son hijos suyos, y el espíritu le responde que son hijos de los hombres, que son huérfanos y se acogen a él para reclamar contra sus padres. Uno es la Ignorancia, le dice, la niña es la Miseria, y le advierte “guardaos de ambos y de toda su descendencia, pero sobre todo del niño, pues en su frente veo escrita la sentencia, hasta que lo escrito sea borrado, ¡niégalo! ¡Calumnia a los que te lo dicen! Eso favorecerá tus designios abominables. ¡Pero el fin llegará!"
Advierte Dickens en este pasaje sobre cuán peligrosa puede llegar a ser la ignorancia, y sobre la dificultad de su erradicación, ya que el ignorante negará obstinadamente su mal y se revolverá en insultos y mentiras hacía quien se lo hace notar. Es el perro que muerde la mano que le da de comer. Hasta tal punto afecta la ignorancia que llega a evolucionar con facilidad hasta convertirse en soberbia y cinismo. Dickens pone el acento en los dos males que más afectan a la sociedad de su tiempo: La ignorancia y la miseria, pero diferenciando entre una y otra, ya que la miseria es fácilmente subsanable, mientras que la ignorancia es harina de otro costal.
Llegados a este punto cabe preguntarse cómo enfrentar el tema de la ignorancia, ¿es posible ayudar a quien se obceca en negar sus males, a quien opta conscientemente por negar la realidad y continuar viviendo envuelto en la capa de la ignorancia? Este dilema se me antoja similar al de los médicos que deben operar a un testigo de Jehová que se niega a recibir una transfusión de sangre. ¿Qué debe tener más peso, salvar la vida del paciente o respetar sus decisiones?
Alertaba esta semana el diario El País sobre el incremento en el porcentaje de jóvenes que optan por no estudiar ni trabajar.  A pesar de las tendencias observadas en el descenso de la tasa de abandono escolar, a pesar del aumento de los jóvenes que regresan a las aulas ante la falta de expectativas laborales, el número de personas que optan por no hacer nada también aumenta. Este colectivo, cada vez más considerable, se ve expuesto a los males sobre los que advertía Dickens hace dos siglos. La persistencia de una situación de falta de oportunidades y de trabajos precarios, supone el caldo de cultivo idóneo para que, cada vez más jóvenes, se vean afectados por el virus de la miseria y la ignorancia. Como alertaba Dickens en su célebre obra,  la miseria es fácil de revertir, sin embargo,  la ignorancia amenaza con convertirse en un mal endémico de difícil curación.
Uno de los riesgos a los que nos enfrentamos, al vernos expuestos a una situación prolongada de falta de oportunidades laborales, es el que cada vez más jóvenes opten por "tirar la toalla", por desistir en su esfuerzo, y pasen de la apatía y la frustración a la ignorancia. Traspasar esta frontera,  puede suponer un punto de no retorno, y se corre el riesgo de perder definitivamente a muchos de ellos, convertidos en enemigos de sí mismos. Como decía Dickens, las armas de la ignorancia son negar la realidad y calumniar a los que te ofrecen su ayuda. La ignorancia es un monstruo peligroso,  ya que es un ser autótrofo, capaz de alimentarse a sí mismo. 

¿Qué podemos hacer ante este tipo de elecciones? El otro día, mientras analizábamos en clase la complicada situación del mercado de trabajo, uno de mis alumnos me dijo que él no quería escucharlo, que prefería no saber esos datos, y vivir ajeno a esa realidad. Asombrado ante su respuesta, le planteé el supuesto de que al hacerse un análisis médico rutinario, le hubieran detectado una enfermedad grave. ¿Acaso no querías saber los resultados, y tomar los tratamientos y medidas necesarias para enfrentar la enfermedad? Su respuesta fue igual de contundente: NO!

Mi duda, mi reflexión de hoy: ¿existe el derecho a no saber? ¿es respetable, y asumible, la elección de la ignorancia?

 ¡FELIZ REFLEXIÓN!

miércoles, 13 de junio de 2012

LA FORMACIÓN PROFESIONAL, LA CUNA DE LA EMPLEABILIDAD.

Publicaba hace poco Marce Redondo en el periódico Cinco Días un interesante análisis sobre los retos a los que se enfrenta la Formación Profesional en España. El artículo titulado “La FP quiere hacerse mayor” reflexiona sobre la imperiosa necesidad de la Formación Profesional de convertirse en la puerta de acceso preferente al empleo. La tan necesaria creación de empleo pasa por que los nuevos proyectos empresariales encuentren, tanto la financiación necesaria, como los profesionales preparados para llevarlos a cabo. Por parte del gobierno deberían hacerse los mismos esfuerzos que se están realizando para reflotar el sistema financiero, para apoyar y recuperar la tan desprestigiada Formación Profesional. ¿De qué servirá disponer de crédito sin el talento necesario para utilizarlo y generar valor? Sería como regar un campo yermo. El artículo de Marce Redondo cita un dato bastante clarificador al respecto, según la UE se espera que en 2020 el 85 % de los puestos de trabajo requieran, al menos, ese nivel de formación.

Ya recogía hace unos días en un post anterior las opiniones de Oriol Homs en el mismo sentido. España, en comparación con el resto de países europeos, presenta un déficit alarmante en cuanto a titulados de grado medio (FP y Bachillerato), que son los perfiles más necesitados por el mercado laboral. El porcentaje de titulados universitarios, sin embargo, está en línea con el resto de países europeos, incluso es algo superior. Es decir, en España los que estudian, lo hacen hasta el final, los que deciden no hacerlo, abandonan pronto, muchos sin finalizar la etapa obligatoria. Somos un país de extremos, de blancos o negros, no tenemos punto medio.

La facilidad con la que el mercado laboral absorbía personal de baja cualificación, sobre todo en el sector de la construcción, pero también en otros, provocó una perversión en el sistema formativo. La teoría decía “la formación es una inversión, es una apuesta de futuro”; la realidad mostraba justo lo contrario.  En el subconsciente colectivo anidó la sospecha “la formación es una pérdida de tiempo”.

El Sistema de Formación Profesional en España no ha conseguido nunca quitarse la etiqueta de “patito feo” dentro del Sistema Educativo. Esta Formación siempre ha sido percibida como “Plan B”, como segunda opción, destinada para aquellos estudiantes “que no valían”. Este tipo de etiquetas sociales, unido a la falta de entendimiento entre la FP y el mercado productivo, han lastrado sobremanera las potencialidades generadoras de empleo de este tipo de formación. Los motivos por los que la Formación Profesional no produce el resultado esperado son varios: Falta de entendimiento político en su diseño e implantación, excesiva rigidez y falta de adaptación a las necesidades de las empresas, la existencia de un tejido empresarial poco propicio, formado mayoritariamente por autónomos y micropymes, una legislación laboral y una picaresca empresarial más dada a la rotación que a la promoción interna de sus trabajadores, etc.

Hay que tener presente que lo que realmente convierte a una persona en un trabajador son las competencias que posee y que son potencialmente valiosas y generadoras de valor. Debemos borrar de nuestra mente la idea de que el simple hecho de cumplir la edad legal para trabajar, habiendo obtenido o no el título de graduado escolar, y mostrar cierta predisposición al trabajo, más como pretexto para abandonar los estudios que otra cosa, capacita a un joven para el trabajo. La edad y la disposición son condiciones necesarias, pero no suficientes. Tenemos un exceso de jóvenes con perfiles de baja cualificación y buscadores de ofertas “de-lo-que-sea”, que inundan de curriculums vacios los buzones de los polígonos industriales, de los centros comerciales y las cafeterías. Necesitamos cualificar a todas estas personas para que aporten la dosis de renovación y de innovación necesarias. Y este, es el principal reto al que debe enfrentarse la Formación Profesional en España. Recuperar, reorientar, reciclar, transformar a nuestros jóvenes en profesionales empleables para la nueva sociedad de la información y el conocimiento. Esta labor tan importante necesita de reformas de calado, requiere de un proceso intenso de desaprendizaje y de reinvención. Aunque difícilmente avanzaremos por el camino adecuado desde el recorte, la falta de diálogo y la desmotivación.

¡FELIZ REFLEXIÓN!

lunes, 11 de junio de 2012

¡AQUÍ HAY TRABAJO! ¿CUÁLES SON TUS COMPETENCIAS?

Se preguntaba Iñaki Gabilondo en uno de sus recientes video-artículos si, aparte de estar preocupados y volcando todos nuestros esfuerzos en las imperiosas urgencias de control presupuestario, habría alguien ocupándose de saber a qué nos íbamos a dedicar el día de mañana, cuando la situación se estabilice. Ironizaba el periodista calificándola de pregunta tonta y dejaba en el aire un inquietante… ¿de qué vamos a vivir mañana?

En el fondo esta es la pregunta que nos trae de cabeza a padres, profesores y jóvenes: ¿qué trabajos se van a demandar en el medio plazo?, ¿qué actividades van a absorber el empleo destruido estos últimos años? ¿Qué formación deben tener nuestros jóvenes para poder ser competitivos y empleables en los próximos años? La eficacia, e incluso la supervivencia, de muchos programas formativos, dependen en buena medida de estas respuestas.

Para no dejar las preguntas en el aire enlazo un par de páginas en las que encontrar respuestas. La revista Herramientas es una publicación bimensual editada por la fundación CIREM dedicada a temas de formación y empleo. En concreto en su número 112 incluyen un artículo de la ex-secretaria general de empleo Maravillas Rojo titulado "aprender y desaprender en época de cambios". En este breve texto se condensan interesantes pinceladas tanto sobre los cambios que se están produciendo en la manera de trabajar, como sobre los nuevos sectores emergentes, que pueden convertirse en generadores de empleo.

Por otra parte es inevitable tener presentes los tan manoseados NYE (Nuevos yacimientos de Empleo), que al paso que van algunos, ya tienen más de yacimiento que de nuevo. Bromas aparte, es información de interés sobre en qué sectores se generará empleo, una vez encontremos la puerta de salida de la situación actual.
De todas formas, mi opinión al respecto es que, con independencia de en qué sectores o qué puestos de trabajo concretos vayan a ser los más demandados, el debate que desde la arena formativa debería abrirse, o retomarse, es el de las competencias. En el nuevo mercado de trabajo que se vislumbra tras la crisis parece que los títulos, las profesiones y los oficios, las capacidades en definitiva, van a verse sobrepasadas por las competencias. Como decía Sergio Fernández en una entrevista reciente, a las empresas no les interesan los títulos o cursillos que tengan los candidatos, lo que quieren saber es qué soluciones concretas, qué valor añadido, aportan. Este es el enfoque de las competencias, esta es, según mi opinión,  la dirección que deben seguir los procesos formativos.

Hay un modelo laboral que se marchita y uno nuevo que está surgiendo donde cobra cada vez más peso el enfoque basado en competencias, donde lo interesante es la capacidad de poner en acción nuestros recursos. Hay una historia fantástica que ejemplifica esto a la perfección. Los dos empleados protagonistas, José y Fernando, son vivos ejemplos de uno y otro modelo. El primero representa el típico trabajador surgido del modelo de capacitación, el segundo es ejemplo de trabajador competente.

Hoy es lunes, y como viene siendo costumbre toca cuento en el blog.

José trabajaba en una empresa desde hacía años. Siempre fue muy serio, dedicado y cumplidor de sus obligaciones. Llegaba puntual y estaba orgulloso porque nunca recibió una amonestación. Cierto día buscó al Gerente para hacerle una reclamación:
-Señor, trabajo en la empresa con bastante esmero, usted nunca me pilló "haciendo tiempo", pero siento que he sido postergado. Mire... Fernando ingresó en un puesto igual al mío hace sólo 6 meses y ya ha sido promovido a Supervisor. Yo puedo hacer lo mismo que él y mejor aún, llevo mas tiempo aquí.

-¡Uhmm! -mostrando preocupación, le dice el gerente:
-Mientras resolvemos esto, quisiera pedirte que me ayudes a resolver un problema. Quiero dar fruta al personal para la sobremesa del almuerzo de hoy. En la bodega de la esquina venden fruta. Por favor, averigua si tienen naranjas.
José se esmeró en cumplir con el encargo y en 5 minutos estaba de vuelta.
-Bueno José, ¿qué averiguaste?
-Señor, tienen naranjas para la venta.
-¿Y cuánto cuestan?
-¡Ah!... No pregunté por eso.
-Ok, ¿pero viste si tenían suficientes naranjas para todo el personal?
-Tampoco pregunté por eso señor.
-¿Hay alguna fruta que pueda sustituir a las naranjas?
-No sé señor, pero creo...
-Bueno, siéntate un momento. El Gerente tomó el teléfono y mandó llamar a Fernando.
Cuando se presentó, le dio las mismas instrucciones que le diera a José y en 10 minutos estaba de vuelta. 
Cuando regresó le preguntó: -Bien Fernando, qué noticias me traes?
 -Señor, tienen naranjas, las suficientes para atender a todo el personal, y si prefiere también tienen manzanas, kiwis, melón y uvas. La naranja está a 1,5 euros el kilo, el kiwi a 1,2, las uvas a 0,9 el kilo, la manzana y el melón a 1,8 euros el kilo. Me dicen que si la compra es por cantidad, nos darán un descuento del 8%. He dejado separadas las naranjas pero si usted escoge otra fruta debo regresar para confirmar el pedido.
-Muchas gracias Fernando, pero espera un momento.
Se dirige a José, que aún seguía esperando estupefacto y le dice: -José, ¿qué me decías?
-Nada señor, eso es todo, muchísimas gracias, con su permiso.

¡FELIZ REFLEXIÓN!

viernes, 8 de junio de 2012

LA DIFERENCIA ENTRE COMPADECERSE Y CONSOLARSE

Hace unas semanas trabajamos en clase con uno de mis libros favoritos. El libro de “El conde Lucanor” escrito en el siglo XIV es una recopilación de cuentos didácticos y moralizantes recogidos de diversas fuentes y estructurados en el libro a modo de ejemplos o capítulos. Lo que más me gusta del libro es la originalidad del planteamiento. Cada uno de los capítulos del libro reproduce el mismo formato: El Conde Lucanor plantea un problema o una situación que le preocupa o le ha ocurrido a algún conocido y pide el consejo de su sirviente Patronio. Este, desde la humildad y la modestia, se ofrece para contarle una historia que le sucedió a tal o cual persona con el objeto que sea el propio Conde el que saque sus conclusiones. Así, capítulo a capítulo, se van sucediendo toda una serie de historias sobre las que reflexionar y aprender a través de sacar nuestras propias conclusiones, a través de aprender del ejemplo y la experiencia de lo que les sucedió a otras personas en una situación similar a la nuestra.
El personaje de Patronio me parece alucinante. Es todo un asesor, un orientador, un coach moderno, que más que ofrecer respuestas concretas plantea situaciones para que su aconsejado extraiga sus propias conclusiones. Todo un ejemplo de como aconsejar y educar en el siglo XIV. ¿No es fantástico?
En concreto el ejemplo que utilizamos esta vez en clase fue el décimo, “De lo que le sucedió a un hombre que por pobreza y falta de otra cosa comía altramuces”, aunque en el libro hay varios capítulos muy recomendables. En este capítulo en concreto el Conde Lucanor busca el consejo de Patronio atemorizado por la posibilidad de perder sus bienes y sus riquezas y verse en una situación de necesidad. El miedo al fracaso, a qué las cosas no vayan como esperamos, es uno de los motivos más poderosos para no intentar conseguir nuestros sueños, para no abandonar nuestra "zona de confort". Frente a estas reticencias cualquier coach moderno plantearía una pregunta de manual, y... ¿qué es lo peor que podría pasar? El coach Patronio, en cambio, relata un cuento.
Patronio le cuenta la historia de dos hombres que habían sido muy ricos y habían perdido sus fortunas, hasta el extremo de que uno de ellos lo único que encontró para comer fueron un puñado de amargos altramuces. Este mientras comía los altramuces y echaba las cáscaras tras de sí, se puso a llorar recordando todo el poder y las riquezas que tuvo en el pasado y se lamentaba de la situación en la que ahora se encontraba. De pronto escuchó un ruido detrás suyo y al volverse descubrió a otro hombre que comía las cáscaras que el tiraba. Al preguntarle al que recogía las cáscaras le contó que él también había sido un hombre rico y poderoso, y que ahora se alegraba mucho de encontrar las cáscaras para así tener algo que echarse a la boca.
Este comentario – cuenta Patronio – hizo reflexionar al primero de los hombres y al instante se consoló y dejó de llorar. En ese mismo momento se decidió a luchar por salir de esa situación de necesidad y, acaba la historia, que con esfuerzo y ayuda de Dios consiguió salir de esa situación y recuperar parte de las riquezas perdidas. El cuento termina proponiendo como conclusión y moraleja de la historia los versos “Por pobreza nunca desmayéis, pues otros más pobres que vos veréis”.
Tras la lectura del breve capítulo la actividad se centra en, utilizando el guión de preguntas que acompaño como enlace, extraer algunas reflexiones interesantes sobre el texto. La primera es sobre el efecto que producen las inevitables y tan a menudo odiosas comparaciones. Nos pasamos la vida comparándonos con los demás y obteniendo conclusiones en función de si tenemos más o menos, o somos más o menos que los que nos rodean. Comentaba alguien que para saber si una persona estaba bien o mal pagada era necesario averiguar el sueldo de su cuñado. En definitiva, sea cual sea nuestra situación, siempre podemos encontrar personas que se encuentren mejor, pero también personas que tienen más dificultades. Lo importante es ser conscientes del efecto que estas comparaciones producen en nuestro estado de ánimo y en nuestra actitud, ya que igual nos pueden predisponer hacía el resentimiento que nos pueden motivar para la consecución de nuestros objetivos.
Como decía en el título de la entrada de hoy podemos compadecernos, y por tanto justificar nuestra situación en factores externos como la mala fortuna o la desgracia, y continuar llorando sin parar frente a nuestro miserable tazón de altramuces, o podemos consolarnos, valorar lo poco que tenemos como algo valioso y predisponernos para la acción. Siempre es más beneficioso utilizar esta comparación como un aliciente, como un estímulo para ponernos en marcha hacía nuestras metas, que como un freno, como una coartada para justificar lo desgraciados que somos y lo injusta que es la vida.
Consolarse nos pone en el camino de las soluciones, nos otorga el poder del cambio, compadecerse, por contra, justifica la parálisis y nos encadena a un fracaso continuado.

La genial viñeta que acompaño la encontré en esta página dónde además aparece reproducido el texto del ejemplo X.


Enlace a la actividad que utilizo en clase.


¡ FELIZ REFLEXIÓN!

miércoles, 6 de junio de 2012

LA REALIDAD NO EXISTE

Tal vez hubiera sido más exacto titular el artículo de hoy como la realidad existe, pero nadie es capaz de percibirla. Y es que si analizamos la sorprendente manera como funciona la percepción de las personas nos vemos obligados a poner en duda muchos de los supuestos con los que funcionamos todos los días. Percibimos el mundo que nos rodea a través de nuestros sentidos, pero de los cientos de estímulos que nos llegan sólo podemos ser conscientes de una pequeña parte. La atención funciona como una especie de filtro que se encarga de seleccionar de entre esos cientos de estímulos aquellos pocos que finalmente llegaran a nuestro cerebro. A veces conversando con alguien observamos que en realidad no nos está escuchando, que está ausente. Si se lo hacemos notar, inmediatamente reaccionará y se excusará utilizando el tópico de “perdona no estaba atento”, o el sufrido “perdona, estaba distraído”. Aunque en realidad estas contestaciones son falsas. Lo que ocurre es que nuestro interlocutor, o más concretamente su atención, ante la avalancha de estímulos externos recibidos ha decidido obviar nuestras palabras en favor de otros estímulos más interesantes.

Por tanto, inevitablemente, cada uno percibe la realidad de manera distinta, puesto que los estímulos sobre los que cada uno enfoca su atención son distintos. Y aún quedaría la siguiente fase del proceso, ya que en función de nuestra experiencia anterior, nuestras creencias y valores, interpretamos esos estímulos con el fin de darles una forma coherente con nuestros esquemas cerebrales. Por tanto, ¿cómo podemos estar completamente seguros de nada?, ¿cómo podemos convertirnos en defensores a ultranza de ideales y teorías basados en una percepción limitada y una interpretación sesgada de la realidad? Es por ello que la realidad como tal no existe, ya que cuando nos referimos a ella estamos hablando de una realidad percibida y subjetiva, de una realidad construida.
Algunas veces utilizo como ejemplo en clase a las personas depresivas o anoréxicas. La percepción de las personas depresivas está entrenada para seleccionar de entre todos los estímulos disponibles, aquellos que comporten un efecto más negativo, al mismo tiempo que desestima cualquier estímulo positivo. En el caso de la anorexia (como también en la vigorexia) el sistema perceptivo funciona de tal manera que los enfermos distorsionan la realidad hasta ajustarla con una “realidad” que sólo existe en su mente. Y es que en todo caso, si la realidad existe, habita en el cerebro y es distinta para cada persona.

Es por ello que es de vital importancia que intentemos ser plenamente conscientes de cómo funciona nuestro particular proceso perceptivo y atencional, es decir,  qué tipo de estímulos atendemos y cuales desechamos. Al igual que debemos ser conscientes de todos nuestros prejuicios y recelos y de la forma en la que manipularan y transformaran la información percibida. Porque en base a estas interpretaciones generaremos nuestros pensamientos y expectativas, que influirán, que condicionaran en gran medida, nuestra actitud y nuestra manera de actuar.

Es por ello que deberíamos intentar ser lo menos radicales posible a la hora de defender nuestras opiniones o creencias, ya que en todo caso parten de una interpretación parcial y sesgada de la realidad. Huir de verdades absolutas y fanatismos y pasear más a menudo por el verde prado del término medio en el que, como dice el refrán, habita la virtud, es algo muy recomendable para mantener nuestra salud emocional.

Dejo una magnifica tira cómica que ejemplifica a la perfección hasta que punto somos capaces de distorsionar la realidad, y desgraciadamente, en muchas ocasiones atentando contra nuestra propia autoestima. Por desgracia conozco a varias personas que van por la vida como la niña protagonista del cómic, personas tóxicas que transmiten su negatividad y sus malas vibraciones por dondequiera que van. Personas que deciden quedarse siempre con la parte negativa de las cosas que les pasan, menospreciando todo lo bueno que las rodea. Personas desgraciadas e infelices por elección. Como dice alguien que conozco, la vida debería guardarse todas las desgracias para estas personas, pues sólo así son capaces de apreciar todo lo bueno que tenían.
¡FELIZ REFLEXIÓN! 

lunes, 4 de junio de 2012

PARA LOS QUE CAMINAN... Y SABEN A DONDE VAN.

Comparto hoy una preciosa historia que recoge la mitad de la esencia de este blog. Una historia para aquellos que se atreven a luchar por sus sueños, … con independencia de que finalmente los consigan o no. Había una vez…

Una pequeña oruga caminaba un día en dirección al sol. Muy cerca del camino se hallaba un saltamontes.
-¿Hacía dónde te diriges?- le preguntó sin dejar de caminar.
La oruga respondió:- Anoche tuve un sueño. Soñé que desde la cima de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que soñé y he decidido realizarlo.
Sorprendido el saltamontes le dijo a la oruga mientras se alejaba: -¡Tú estás loca! ¿Acaso crees que podrás llegar allí? Tú eres una simple oruga, para ti una piedra ya es una montaña y un charco, un mar; cualquier tronco, una muralla infranqueable.
Pero la oruga ya se había alejado lentamente y continuaba su marcha sin parar.
De pronto, la oruga oyó la voz de un escarabajo: -¿Hacía dónde vas oruga, tan decidida?
Sudando, la oruga le dijo jadeante: - Tuve un sueño que me gustó tanto que decidí realizarlo. Voy a subir a esa montaña y desde la cima contemplaré todo nuestro mundo.
El escarabajo no pudo aguantarse la risa, soltó una carcajada y le dijo: -Ni yo, con patas grandes, intentaría realizar algo tan ambicioso.
Y se quedó en el suelo, tumbado de la risa, mientras la oruga continuaba su camino, avanzando centímetro a centímetro.
De la misma forma que había encontrado al saltamontes y al escarabajo, la oruga se topó en su camino con la araña, el topo, la rana y la flor. Todos le aconsejaron desistir de su empeño: -¡No lo lograrás jamás! Estás perdiendo el tiempo. Sería mejor que te resignaras a ser una oruga. ¡Eres demasiado ambiciosa!
Pero dentro de la oruga había un fuerte impulso que la hacía seguir. Cansada cada vez más, agotada y sin fuerzas, hubo un momento en que se sintió morir y decidió parar a descansar y construir, con su último esfuerzo, un lugar donde pasar la noche.
-¿Estaré mejor mañana? – fue lo último que la oruga dijo, y murió.
Todos los animales del valle fueron a mirar sus restos. Ahí estaba el animal más loco del pueblo. Había construido como tumba un monumento a la insensatez: ahí estaba un duro refugio, digno de alguien que murió por querer realizar un sueño irrealizable.
Una mañana en la que el sol brillaba de manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos. De pronto, quedaron atónitos. Aquella concha dura comenzó a quebrarse y, con asombro, vieron unos ojos y unas antenas que no podían ser los de la oruga que creían muerta.
Una bella mariposa voló hacia la cima de la montaña y admiró todo el valle situado a sus pies.

*Texto extraído del libro “Aplícate el cuento” de Jaume Soler y Mercè Conangla publicado por editorial Amat. Reproducido en el blog con autorización de sus autores.

¡FELIZ REFLEXIÓN!

viernes, 1 de junio de 2012

APRENDIZAJES QUE DEJAN HUELLA

“Dímelo y lo olvidaré, muéstralo y lo recordaré, involúcrame y lo entenderé”. Esta es una cita de Confucio que explica muy bien el sentido del aprendizaje, del verdadero aprendizaje que busca la transformación del alumno. La reflexión se puede encontrar en internet en versiones distintas, sobre todo en su parte final (…, házmelo vivir y lo aprenderé), aunque el sentido continua siendo el mismo. El verdadero aprendizaje no se puede imponer, necesita, más que  de la participación, de la implicación del alumno. Para que la acción formativa deje huella, deje poso como comentaba en un artículo reciente, necesita implicar al alumno, involucrarlo, convertirlo en el protagonista, y ello conlleva desplazar el foco de atención del profesor y del programa hacía el alumno y la metodología.
Acompañaba la entrada de este lunes pasado con un cuento para despertar a los alumnos, y lo utilizaba como ejemplo de la diferencia entre mostrar y demostrar. Me parece interesante profundizar en esta idea, incidir en la parte práctica, de acción, de implicación que decía Confucio que añade el termino demostrar.
El aprendizaje memorístico, reproductivo o bulímico (tragar y vomitar) como muy gráficamente lo etiqueto Ken Bain, está basado en mostrar. Consiste en organizar de la manera más lógica y estructurada posible una serie de contenidos con el objetivo de que los alumnos vayan archivándolos en sus cajones de memoria, cuanto más al fondo mejor (mejor en el armario Largo Plazo que en el cajón Corto Plazo). Recuerdo un reportaje que vi en televisión hace tiempo en el que se mostraba el día a día de personas que dedicaban varios años de su vida a preparar duras oposiciones tipo notarias. Recuerdo a uno de estos jóvenes opositores cronometro en mano repitiendo uno de los temas sin que prácticamente se entendiera lo que decía debido a la velocidad con que hablaba. Por lo visto una de las pruebas que tienen que superar es la de explicar el tema en un tiempo determinado (creo recordar que eran 45 minutos), y lo importante es medir la cantidad de palabras que eres capaz de meter en este tiempo. ¿¿Ridículo??, a mí desde luego me lo parece.
Encontramos por otra parte el aprendizaje transformador, significativo, basado en el demostrar, en el experimentar. Esta es, como explicaba Confucio, una fase superior de aprendizaje, es la Champions League del aprendizaje, es el contenido que se entiende, que se comprende y por tanto permanece, se queda para siempre guardado en el altillo de “las cosas que estarán ahí para cuando las necesites”. Una de las características de este tipo de aprendizajes es que tienen un importante componente emocional. Es un aprendizaje cuya vía de acceso no es únicamente sensorial, sino que nos llega por vía emocional. No se trata de realizar estructuradas clases magistrales repletas de contenidos, incluso de potentes ejemplos, sino de provocar, facilitar que el alumno los descubra por sí mismo.
Se podrá alegar en contra de esta opinión que no todos los contenidos pueden adquirirse por la vía emocional y del descubrimiento, y es cierto, aunque también es cierto que los contenidos academicistas están muy sobrevalorados. Utilizamos muy a la ligera frases del tipo “el saber no ocupa lugar”, que son rematadamente falsas. El conocimiento inútil además de ocupar espacio, también desperdicia tiempo y genera expectativas erróneas. De todos modos no se trata de optar entre un tipo de modelo de aprendizaje u otro, ya que no son excluyentes, sencillamente utilizaremos el que más interese en función del tipo de contenido a aprender. En todo caso lo urgente (y por supuesto lo importante como dirían los expertos en gestión de tiempo) es empezar con la limpieza de nuestros armarios curriculares, llevar al contenedor del reciclaje todos los contenidos inútiles que inundan las programaciones educativas e ir haciendo sitio para la ropa de la nueva temporada. La sociedad cambia a pasos agigantados, el mercado laboral actual, por ejemplo, destruye ocupaciones a velocidad de vértigo, pero también las transforma y crea otras nuevas. Un porcentaje muy elevado de las ocupaciones más demandadas en este momento demandan competencias que el sistema educativo no ofrece, y claro, ya se sabe que a río revuelto… aparecen las estafas formativas que quieren cubrir la demanda de mala manera (el primero que llega es el gurú), o es territorio abonado para exploradores autodidactas. El ejemplo más representativo de esta tendencia seria el del famoso Community Manager,… en fin este ya es otro tema.
Aprovecho la oportunidad para dejar un precioso cortometraje, What is that?,  como ejemplo de aprendizaje demostrativo, por vía emocional, ¡¡directo a vena!!. Para aprender las cosas importantes sobran las palabras,… mejor una vivencia que mil imágenes.
¡FELIZ REFLEXIÓN!

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