La frase del título del post está sacada de una conocida
película de los años noventa. Creo que, si existiera un ranking con el título
de “películas más proyectadas en los institutos”, esta sin duda ocuparía uno de
los puestos destacados. Al menos para los de mi generación era un fijo de cada
año, con independencia del curso, la asignatura o el tema a debatir. Aunque hay
que reconocer que argumentos no le faltan, empezando por su banda sonora con
una balada inolvidable del “Boss”.
Philadelphia está protagonizada por Tom Hanks y Denzel
Washington y es un clásico “David contra Goliat” en la que un joven y
prometedor abogado tendrá que luchar por defender sus derechos, no solo contra
el bufete de abogados que lo acaba de despedir, sino contra toda una sociedad
que lo margina por su orientación sexual y su enfermedad. En su particular
contienda recurrirá a la ayuda de otro abogado, Joe Miller, papel que
interpreta Denzel Washington, y que es el propietario de la frase con la que he
empezado la reflexión de hoy.
La poderosa firma de abogados que ha despedido a Andy (Tom Hanks), una de
esas de nombres larguísimos, formados por la cadena de apellidos de todos sus socios, ataca
utilizando las mejores armas de los abogados de prestigio: Adaptar la realidad
a su particular versión de los hechos. Inventan pruebas, difaman, siembran
dudas, sobornan, amenazan, hacen uso de su influencia,… todo un sinfín de
artimañas dirigidas a mostrar que, aunque las apariencias muestren lo
contrario, ellos son unos ingenuos corderillos a los que el joven depravado
mantuvo engañados. El fin justifica los medios, y cuando uno es dueño de los
medios, espera que se cumplan sus fines.
Colocados en esta desigual situación, el hábil letrado Miller
decide no jugar al juego propuesto. A partir de aquí, en cada una de sus
intervenciones, frente a las técnicas y enrevesadas argumentaciones de los
abogados, empieza a utilizar la coletilla “Explíquemelo como si yo tuviera seis
años”. Intenta así desmontar el andamiaje legislativo en el que la poderosa
firma de abogados pretende esconder los hechos. Miller les invita a jugar al
juego de la simplicidad, de las verdades verdaderas.
En realidad las cosas siempre son más sencillas de lo que
algunos pretenden hacernos ver. Continuamente inventamos extrañas palabras a
las que dotamos de complicados significados para, finalmente, llevar los hechos
hasta el absurdo y la confusión. Un error de
procedimiento, un plazo expirado, un procedimiento no procedente, una interpretación
sesgada, una estadística que, dependiendo de quien la mire, igual indica A que
B. Al final, como los buenos magos, el truco consiste en desviar la atención
del espectador de lo esencial.
Es por ello que la frase del abogado interpretado por Denzel
Washington en la película supone una buena estrategia para reconducir los
hechos, para no entrar en la confrontación, sino para ejercer nuestro justo
derecho a saber qué pasó. Por ello… Explíquemelo como si fuera un niño de seis
años, explíquemelo como si nuestro interés común fuera buscar la verdad,
esclarecer los hechos, como si realmente
pretendiésemos ser justos.
Por desgracia en demasiados ámbitos, en la justicia, la
política, la economía,… también en educación, enrevesadas e interminables disertaciones
solamente persiguen el objetivo de esconder la verdad, en algunos casos incluso
asumiendo que el que escucha es incapaz de entenderla. Frente a esto solo cabe levantar la mano y,
educadamente, pedir que nos lo expliquen como si fuésemos niños de seis años.
¡FELIZ REFLEXIÓN!
Buen día. Deseo plasmar un párrafo tuyo en un ensayo que estoy haciendo, pero quisiera pedir por favor tu nombre para poder citarte. Y la cita textual es
ResponderEliminar“En realidad las cosas siempre son más sencillas de lo que algunos pretenden hacernos ver. Continuamente inventamos extrañas palabras a las que dotamos de complicados significados para, finalmente, llevar los hechos hasta el absurdo y la confusión. Un error de procedimiento, un plazo expirado, un procedimiento no procedente, una interpretación sesgada, una estadística que, dependiendo de quien la mire, igual indica A que B. Al final, como los buenos magos, el truco consiste en desviar la atención del espectador de lo esencial”.
http://lamariposayelelefante.blogspot.com/2013/09/expliquemelo-como-si-yo-tuviera-seis.html
Muchas gracias de antemano.
Ciertamente, yo, como profesora de Biología y geología la he puesto decenas de veces. Creo que es una gran película y a los chicos les gustaba mucho, aunque siempre había alguno...
ResponderEliminarUn saludo.
Deseo reproducir tu ensayo, pero quisiera pedir por favor tu nombre para poder citarte.
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